El estudio, publicado la semana pasada en la revista British Journal of Sports Medicine, asegura que el ejercicio aérobico regular resulta muy beneficioso para prevenir enfermedades cardiacas, que son la primera causa de muerte en el mundo.

En comparación con las personas que realizaban poca o ninguna actividad física, las que hacían más ejercicio presentaron un 40 % menos de probabilidades de morir por una enfermedad cardiovascular, mientras que el riesgo de padecer cáncer se redujo en un 25 %. Los investigadores sostienen que entre 150 y 300 minutos de actividad física aérobica de intensidad moderada o entre 75 y 150 minutos de intensidad vigorosa a lo largo de la semana son suficientes para hacer una diferencia.

Incluso las personas más sedentarias que empezaron a hacer ejercicio de forma contante experimentaron un descenso del 22 % en el riesgo de muerte prematura. Por su parte, quienes habían dejado de hacer ejercicio volvieron a tener un riesgo de muerte similar al de aquellos que siempre se mantuvieron inactivos.

Además, el análisis encontró que la edad no parece ser un problema. Los que comenzaron a ejercitarse a edades más avanzadas, de igual modo, pudieron aumentar su longevidad, afirmó Ruyi Yu, coautor del trabajo y estudiante de doctorado en Salud Pública de la Universidad de Brisbane, citado por CNN.