jueves. 18.04.2024 |
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Una red mafiosa se articula para negociar la sangre

Una red mafiosa se articula para negociar la sangre

SANTO DOMINGO, RD/ REDACCION DE SALUD.- Conseguir sangre de emergencia en República Dominicana conlleva pasar una crujía entre centros de salud, bancos de sangre y búsqueda de donadores que incrementa el riesgo de muerte para los pacientes que la requieren.

La carencia del vital líquido en un país donde apenas el 1 % dona de forma voluntaria, genera un déficit que puede superar el 70 % de la demanda, y da pie a una red mafiosa que se articula para vender la sangre de forma particular, en ocasiones, hasta en colmados.

Durante una investigación de Diario Libre se comprobó cómo personas ajenas a las instituciones sanitarias comercializan con la sangre, sea vendiendo “donadores” o directamente el líquido, lo que viola los protocolos de salud que establecen el manejo adecuado para tratarla.

La mafia se vale de indicaciones y récord médicos falsos, y una cadena de contactos clave distribuidos en zonas cercanas a hospitales y bancos de sangre, también de centros clandestinos de extracción a cambio de dinero.

Uno de los puntos de venta se ubica en los alrededores de la Cruz Roja Dominicana, principal banco de sangre del país, que tiene su sede en el Distrito Nacional.

En los alrededores de la organización es notoria la desesperación de familias que buscan, y darían cualquier cosa, por conseguir sangre para parientes en condiciones delicadas de salud o para sí mismos.

La gente se aglomera en la veja perimetral de la organización, a espera de algún donador conocido o por conocer. Entre el grupo, hay algunos que esperan poder vender su “donación”, otros incluso, esperan negociar sangre que tienen guardada.

Negociación

Un comprador se acercó a un señor que previamente había sido señalado como alguien que “consigue” donadores.

“Ven pa’ cá”, le dijo el hombre, de unos 60 años, al comprador. Luego le explicó su oferta. “Por ahí hay una pinta O+ que yo tengo, pero yo la vendo en 6,000 pesos”. Ante el regateo del comprador, el hombre replica: “es que en un banco de sangre le piden seis y siete. Le piden siete y tiene que llevar un donante, cuanto ta´. Y eso que yo... ya viene un amigo mío que me dijo que se la deje ahí, que se la va a llevar”.

Tras un intercambio de frases entre ambos, el vendedor insiste: “vamo´ a negociar las dos pintas... ¿cuánto me da por las dos pintas?... y si no tiene seguro le va a salir cara... pero son 6,000 cada pinta, porque menos de ahí no la doy”.

Luego le indica lo fácil del proceso. “Eso nada más es irla a buscar, llevarla al banco (de sangre) y después que se la acepten en el banco, me da mi dinero”.

Por un momento, la conversación es interrumpida por otra persona con quien el vendedor ya había tratado antes. El hombre se detiene a explicarle al recién llegado a la escena el por qué le conviene buscar un donador en lugar de comprar directamente.

“Comprar sangre afuera le conviene al que no tiene seguro, que tiene que dar 2,500 pesos por la pinta y a un donante que le vaya a dar 2,500, entonces lo compra fuera”. En una parte más delante de la conversación, indica que en caso de que la sangre sea Rho negativo, los donantes pueden cobrar más caros, de RD$3,000 en adelante.

De vuelta con el comprador inicial, el vendedor le explica cómo consiguió la sangre.

“Esa sangre la saqué yo esta mañana de la Cruz Roja, sale de ahí con toda su etiqueta, to´. Y está allí en un colmado”. También le indica que no puede aguantarle mucho tiempo, porque ya había una persona en camino que iba a buscarla, pero que podía hacer un “lio” si la compraba de una vez.

En ese momento no hubo acuerdo, así que el comprador se retiró, pero volvió al día siguiente.

La compra

Desde el inicio de la conversación, el hombre vuelve a repetir que tiene la pinta disponible, y como dijo el día anterior, asegura que “salió ahorita de ahí (señala a la Cruz Roja) y está guardada”. Pide RD$5,000 y dice que la entrega de una vez.

También explica que la sangre le pertenece porque él mismo la sacó, que pagó RD$2,500, que la buscó para una señora que iban a operar, pero que le cambiaron la fecha y ya no la quiere.

Acordada la compra, el hombre se dirige a un colmado que está a pocos metros y sale de ahí con una funda negra que entrega al comprador. Es diligente y exhorta a revisar lo entregado. Como había prometido, era una unidad de sangre O positiva con sus sellos y la etiqueta de la Cruz Roja Dominicana.

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