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El corazón de las mujeres sigue fallando por protocolos diseñados para hombres
SANTIAGO, RD/ REDACCION DE SALUD.- Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte entre las mujeres, aunque sus síntomas muchas veces pasen desapercibidos en la consulta médica.
Esta advertencia fue planteada por la doctora Cecilia Isabel Jiménez, cardióloga clínica, al analizar los vacíos diagnósticos que afectan a las pacientes en contextos hospitalarios donde aún predominan guías construidas con base en datos masculinos.
Durante su intervención en una de las jornadas clínicas del XXV Congreso Internacional de la Clínica Universitaria Unión Médica del Norte, realizado en Santiago de los Caballeros, señaló que los protocolos actuales subestiman las manifestaciones atípicas en mujeres con infarto agudo de miocardio, como disnea, fatiga extrema o dolor epigástrico, las cuales no suelen asociarse a riesgo cardíaco en la atención primaria.
Explicó que la mayoría de los estudios que dieron origen a las guías cardiovasculares modernas fueron desarrollados con muestras mayoritariamente masculinas. Esto ha generado un sesgo estructural que impacta negativamente en el acceso al diagnóstico oportuno. La cardióloga explicó que cuando las mujeres presentan síntomas distintos al dolor torácico típico, su riesgo cardiovascular tiende a ser subestimado, incluso en presencia de hallazgos en el electrocardiograma.
Cuando una mujer llega sin dolor torácico típico, su riesgo suele ser subestimado, incluso frente a alteraciones electrocardiográficas claras, explicó Jiménez
Presentó datos clínicos que muestran una mayor demora en la administración de terapias de reperfusión en mujeres con infarto tipo STEMI, en comparación con hombres en la misma condición. Asimismo, expuso que las tasas de mortalidad intrahospitalaria también son más elevadas en población femenina, especialmente en menores de 55 años, donde los cuadros suelen confundirse con ansiedad o trastornos digestivos.
Una de las principales barreras, según la especialista, es la falta de formación específica en cardiología con enfoque en la biología. Señaló que aún son escasos los programas médicos que abordan las diferencias fisiopatológicas y sintomáticas entre hombres y mujeres, lo que perpetúa el uso de esquemas diagnósticos inadecuados.
Durante el panel, también se abordó la brecha en el uso de pruebas complementarias. Dijo que las mujeres con factores de riesgo muchas veces no acceden a estudios como pruebas de esfuerzo o ecocardiogramas con igual rapidez que los hombres. A su juicio, esto responde a una percepción subestimada del riesgo coronario en pacientes sin dolor torácico clásico.
Entre las recomendaciones planteadas, propuso adaptar los algoritmos clínicos para incorporar escalas validadas en población femenina, actualizar los contenidos de formación médica continua y promover campañas específicas de concientización para la mujer. En su intervención se planteó que actualizar los protocolos no basta; también se requiere reconocer que las mujeres pueden presentar respuestas distintas ante eventos isquémicos.
El llamado de la especialista fue respaldado por otros médicos participantes del congreso, quienes coincidieron en la urgencia de revisar los criterios actuales que determinan el ingreso a unidades coronarias, sobre todo en casos con síntomas vagos pero antecedentes claros.
La exposición dejó en evidencia una falla estructural: los protocolos cardiovasculares siguen sin reflejar cómo se manifiestan las enfermedades en las mujeres. Si los síntomas no coinciden con los modelos establecidos para varones, el riesgo de error diagnóstico aumenta. En cardiología, no reconocer esa diferencia ya no es un detalle técnico, es una causa evitable de muerte.