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Suecia se arrepiente de su pasado como pionera en cambios de género

Suecia se arrepiente de su pasado como pionera en cambios de género

Keira Bell tenía 14 años cuando comenzó a sentirse incómoda con los cambios que estaba experimentando su cuerpo

Keira Bell tenía 14 años cuando comenzó a sentirse incómoda con los cambios que estaba experimentando su cuerpo. No se sentía mujer. Después de tres consultas y con 16 años, comenzó a recibir hormonas del sexo opuesto y a los 20 se le practicó una doble mastectomía. A los 23 años demandó a la clínica Tavistock and Portman por no haber resuelto su disforia y haber descartado otras causas de su problema como la depresión, el odio a sí misma o la confusión. «Los dos años previos estuve atrapada en una depresión y ansiedad severa. Me sentía extremadamente fuera de lugar en el mundo y no sabía que estaba luchando contra la pubertad porque no tenía a nadie con

 quien hablar. Me identificaba con las lesbianas y sentí que había encontrado mi tribu», declaró ante el Tribunal Superior de Justicia británico, que le dio la razón. El caso Bell tuvo la repercusión de una honda expansiva en el Hospital Infantil Astrid Lindgren, en Suecia, que lleva desde el año 2000 tratando la disforia en menores de edad con esos mismos procedimientos y teme enfrentarse a numerosas demandas del mismo tipo, dada su experiencia con el resultado de sus prácticas con el paso de los años. La dirección del Astrid Lindgren anunció el pasado mes de mayo que ponía fin de inmediato a los nuevos tratamientos para menores con disforia de género por tratarse de «tratamientos controvertidos y que pueden implicar riesgos».

sin que haya nada que se pueda comparar siquiera con una base razonable en términos de ciencia o experiencia comprobada». «Los niños generalmente no estaban incluidos en ningún estudio científico probado éticamente. No es raro que el tratamiento se realizase en contra de la voluntad de los padres de los menores. Y todo ha sucedido con el visto bueno de la Junta Nacional de Salud y Bienestar», denuncia, y habla de «seguramente el peor escándalo médico de este país».


disforia de género entre niñas de entre 13 y 17 años aumentó en un 1.500%. El fenómeno, reconocen los expertos suecos, está vinculado al cambio en la ley que permitió que los niños de 12 años tuvieran acceso sin el consentimiento de los padres a un cambio de género. Según el sentimiento generalizado en la sociedad sueca es que el gobierno socialdemócrata cedió entonces a la presión de la organización RFSL, que lucha por los derechos LGBT.


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