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Oro marrón: la semilla que mejora la función cerebral, el estado de ánimo y el sistema cardiovascular
SANTO DOMINGO, RD/ REDACCION DE SALUD.- El cacao, considerado como “oro marrón”, sostiene desde hace siglos la economía de numerosas regiones de África y América Latina.
Hoy, sin embargo, la semilla enfrenta un futuro incierto por la escasez de producción, las plagas y el cambio climático, factores que ya presionan al alza su precio en los mercados internacionales.
El Theobroma cacao surgió en la cuenca amazónica —zona que comprende territorios de Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa— y, hacia el siglo II a. C., se adaptó a Mesoamérica (México y América Central). Allí los pueblos mayas y aztecas lo veneraron como un regalo divino por su alto valor.
Tres variedades dominan la producción mundial:
- Criollo: desarrollado en Mesoamérica, es apreciado por su sabor aromático y suave.
- Forastero: originario del Amazonas, robusto y de sabor intenso, es el más cultivado del planeta.
- Trinitario: híbrido de criollo y forastero seleccionado en el siglo XVII; si se fermenta de forma adecuada, se convierte en la materia prima ideal para chocolates finos y oscuros.
Beneficios del cacao: potencia la memoria y la salud cognitiva
El cacao es una de las fuentes naturales más ricas en antioxidantes y compuestos fenólicos, con efectos demostrados en:
- Sistema cardiovascular: ayuda a regular la presión arterial y el colesterol.
- Tránsito intestinal: favorece la función digestiva.
- Piel: los flavonoides estimulan la renovación celular y mejoran la elasticidad.
- Propiedades antiinflamatorias y analgésicas: contribuye a reducir procesos inflamatorios y dolor.
Un estudio conjunto de la Universidad de Granada (UGR) y la Universidad de Málaga (UMA) profundizó en el impacto de una dieta enriquecida con cacao sobre la neuroplasticidad, la memoria y la regulación emocional. Aunque la investigación se realizó en ratones, la responsable del proyecto, Sonia Melgar Locatelli.
(Departamento de Nutrición y Bromatología, UGR), considera que los hallazgos abren líneas prometedoras para los humanos:
- Neurogénesis en el hipocampo: el consumo de cacao alto en fenoles estimuló la generación de nuevas neuronas, proceso esencial para el aprendizaje y la memoria.
- Aumento del BDNF: la expresión del factor neurotrófico derivado del cerebro, clave para la supervivencia neuronal y la plasticidad sináptica, se incrementó de forma significativa.
- Mejor rendimiento cognitivo: en la prueba de reconocimiento de objetos, los ratones que ingirieron cacao de alto contenido fenólico (HPC) superaron a aquellos con dieta estándar.
- Manejo del estrés: en el test de natación forzada, los animales que consumieron cacao mostraron respuestas emocionales diferenciadas, indicativas de una mejor adaptación al estrés.
Un precio en máximos históricos
En 2025 la tonelada de cacao superó los 10 000 dólares, el valor más alto registrado. El aumento de 135 % en lo que va del año se explica por:
- Desequilibrios oferta-demanda en África occidental, afectados por el fenómeno El Niño.
- Plagas que han devastado hasta 30 % de las cosechas en algunos países.
- Mayor consumo mundial de chocolates de alta calidad.
El mapa global del cacao
África genera el 73 % del cacao del planeta y consume apenas el 3 % del chocolate final. Con 3,15 millones de toneladas anuales (70 % del total), la región lidera la producción mundial:
- Costa de Marfil: 2 millones t (38 % global) y 15 % de su PIB.
- Ghana: 800 000 t.
- Nigeria: 280 000 t.
- América aporta 1,06 millones t (24 %):
- Brasil: 220 000 t en 2024, con precios al alza.
- Perú: 160 000 t; posee 60 % de las variedades conocidas y 36 % del cacao fino de aroma mundial.
- República Dominicana: 80 000 t de cacao orgánico, la mayor cuota global en ese nicho.
- Colombia: 62 000 t; exporta 22 000 t de grano sin procesar.
- Ecuador: destacado por su cacao de aroma suave y la variedad mejorada CCN-51, clave para chocolates “premium”.
Desafíos y perspectivas
La sostenibilidad del “oro marrón” depende de:
- Programas de adaptación climática que incrementen la resiliencia de los cultivos.
- Investigación genética en variedades resistentes a enfermedades y a temperaturas extremas.
- Políticas públicas que fomenten prácticas agrícolas responsables y garanticen precios justos para los productores.
LIZBETH CHALAS
Listín Diario
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de Listín Diario, y contó con la revisión de un periodista y un editor.