viernes. 02.05.2025 |
El tiempo

....

¿Qué es la intuición?

¿Qué es la intuición?

Una tarde de 1893, el empleado de una empresa carbonífera de Detroit (Michigán, E.U.A.) vio pasar calle abajo un extraño y ruidoso armatoste hecho de piezas sueltas y con ruedas de bicicleta. En ese momento tuvo un presentimiento, una intuición luminosa. 

Una tarde de 1893, el empleado de una empresa carbonífera de Detroit (Michigán, E.U.A.) vio pasar calle abajo un extraño y ruidoso armatoste hecho de piezas sueltas y con ruedas de bicicleta. En ese momento tuvo un presentimiento, una intuición luminosa. 

De algún modo supo que aquel invento tendría futuro. Sacó sin demora los ahorros de toda su vida, unos mil dólares, y sin hacer caso de las burlas de los expertos, que auguraban que aquel extraño ingenio jamás sería muy popular, los invirtió en la empresa del inventor. Unos treinta años después vendió sus acciones en la fábrica de automóviles de Henry Ford por treinta y cinco millones de dólares. ¡Una intuición afortunada!

El famoso científico Albert Einstein también respondió a un impulso intuitivo. Tuvo una idea —de la que después diría que había sido la más feliz de su vida⁠— que le llevó a la formulación de la famosa teoría de la relatividad. Por eso concluyó que el sentido intuitivo era esencial para descubrir las leyes naturales. Sin embargo, no todos sus presentimientos fueron tan afortunados. Él mismo reconoció que una vez perdió el equivalente a dos años de duro trabajo por insistir en una intuición engañosa que jamás resultó cierta.

Como es natural, la intuición no siempre da fama y dinero, ni es propiedad exclusiva de genios y multimillonarios. Para la mayor parte de la gente, la intuición es una experiencia cotidiana que puede influir en muchas de sus decisiones, como desconfiar de un extraño, llegar a un acuerdo comercial o suponer que a un amigo le ocurre algo debido a que el tono de su voz suena algo extraño por teléfono.

No obstante, muchas personas se fían de la intuición para tomar decisiones mucho más importantes, como qué carrera emprender, dónde vivir, con quién casarse o qué religión escoger. Sin embargo, si la intuición fallara en cuestiones como estas, habría que pagar un precio mucho más alto que el de los dos años de trabajo que Einstein perdió. Entonces, ¿qué se debe entender por “intuición”? ¿Cómo funciona? ¿Es fiable?

En el libro The Intuitive Edge (La ventaja intuitiva), de Philip Goldberg, se cita la respuesta de una adolescente: “Intuición es saber algo y luego preguntarse ‘¿cómo lo he sabido?’”. No obstante, la acción de intuir se define como “percibir instantáneamente una idea sin el proceso del razonamiento”. Es como si de un salto se pasase de la percepción de un problema a conocer su solución. De repente sabemos la respuesta o entendemos la situación, lo que no quiere decir que la intuición sea igual a un mero impulso o deseo.

Por ejemplo, cuando alguien dice: “Con solo verlo, supe que no podía pasar sin ello”, expresa un deseo, no una intuición. Si bien la intuición y el deseo se asemejan por cuanto no obedecen a un proceso racional, metódico, el origen de la intuición dista mucho de ser tan emocional y misterioso como el de los deseos, que emanan de un corazón que suele ser “traicionero”. 

Parece ser que la intuición tampoco es un misterioso sexto sentido. Dice The World Book Encyclopedia: “Hay quienes opinan equivocadamente que la intuición es un ‘sexto sentido’. No obstante, las investigaciones demuestran por lo general que las intuiciones se basan en la experiencia, sobre todo en el caso de personas de gran sensibilidad”. La persona va creando “un almacén de recuerdos e impresiones”, del que la mente —según la citada enciclopedia⁠— puede sacar “una impresión repentina [llamada] intuición o ‘presentimiento’”.

De modo que en vez de tratarse de una virtud mágica o misteriosa, la intuición parece ser un recurso natural cuando una persona adquiere experiencia. La revista Psychology Today dijo hace poco: “Los investigadores han encontrado que en las personas intuitivas se da una característica común: son especialistas en determinados [...] campos del conocimiento. Recurren con facilidad a su erudición para resolver dificultades propias de su campo. De hecho, parece ser que la persona es intuitiva en función de la experiencia que posee y en la medida que la posee”. Pues bien, ¿cómo genera la experiencia el impulso intuitivo?

Michael Prietula, profesor adjunto de Administración industrial, cree que a medida que la persona amplía su conocimiento acerca de una determinada materia, “se produce un cambio gradual en su modo de pensar y razonar”. La mente ordena la información en bloques. Estos amplios núcleos de información a veces le permiten omitir los pasos más lentos y laboriosos del razonamiento analítico y pasar directamente a una conclusión intuitiva. Según el profesor Prietula, la intuición mejora a medida que el cerebro enlaza entre sí un mayor número de esos amplios núcleos de información.

Considere un ejemplo cotidiano tomado del libro Brain Function (El funcionamiento del cerebro): “El cerrajero que abre al tacto el complicado mecanismo de una cerradura con un simple alambre doblado como si una misteriosa intuición le guiara”. A un simple observador bien pudiera parecerle misteriosa la intuición del cerrajero, pero en realidad es fruto de su dilatada experiencia. Todos nos valemos de ese tipo de intuición. Cuando una persona va en bicicleta, no expresa conscientemente ideas como: “Creo que debo girar la rueda delantera un poco hacia la derecha o perderé el equilibrio”. No, el cerebro toma esas decisiones intuitivamente sobre la base del conocimiento que da la experiencia.

Del mismo modo, la intuición de Einstein en el campo de la física no le vino por casualidad. Poseía una amplísima experiencia. Sin embargo, la capacitación en un determinado campo del conocimiento no presupone que se tenga intuición en otros. La intuición de Einstein en física no le ayudaría necesariamente a resolver problemas de fontanería.

Para muchas personas, las palabras “mujer” e “intuición” van de la mano. ¿Pero es cierto que la mujer es más intuitiva que el hombre? Si así fuese, ¿cómo podría la adquisición de conocimientos explicar ese aparente fenómeno?

Examinemos un ejemplo corriente: Un niño llora. La madre experta, que se halla ocupada en otra habitación, coge automáticamente los pañales en lugar de prepararse para darle de comer. ¿Por qué? Ha adquirido un sentido intuitivo relacionado con el llanto de su hijo. Sabe a qué tipo de llanto corresponde una determinada necesidad y a qué horas suele presentársele. En una fracción de segundo, sin tener que pensarlo conscientemente, es capaz de determinar qué necesidad tiene el niño y responder a ella. ¿Se trata de un misterioso sexto sentido? No, su intuición se basa en la práctica que tiene como madre, una experiencia ganada a pulso. Una madre primeriza o una niñera al principio estarían un poco confundidas.

No obstante, la idea sobre la intuición femenina no se limita a su sentido materno. Muchas personas opinan que la mujer parece captar las sutilezas de ciertas situaciones humanas y de personalidad más rápida e intuitivamente que el hombre. Los científicos no pueden asegurar a qué se debe esta diferencia entre ambos sexos.

Basándose en sus estudios sobre el tema, el psicólogo Weston Agor, de la universidad de Texas (El Paso), llegó a la conclusión de que el que la mujer sea por término medio más intuitiva que el hombre se debe más a una razón cultural que fisiológica. Otros especialistas han concluido que el papel tradicional que la mujer desempeña la faculta para ser buen juez de la personalidad humana. La antropóloga Margaret Mead dijo: “Debido a que la mujer tiene una dilatada experiencia en el campo de las relaciones humanas —lo que en realidad solemos llamar intuición femenina⁠—, puede aportar mucho en cualquier iniciativa colectiva”.

Se ha de reconocer que el tema de la intuición femenina es especulativo; sin embargo, un número cada vez mayor de especialistas reconoce que la intuición es una herramienta sumamente útil para ambos sexos. El psicólogo Jerome Bruner escribió a este respecto en su libro The Process of Education (El método de la enseñanza): “Los cálidos elogios que los científicos le prodigan a aquellos colegas que se ganan el apelativo de ‘intuitivos’ demuestra que la intuición en las ciencias es un recurso valioso que además se debe fomentar entre nuestros estudiantes”.

Pero no solo los estudiantes de ciencias valoran y procuran desarrollar el sentido intuitivo. ¿Cómo? ¿Es que se puede desarrollar? Hay que admitir que algunas personas están más dotadas para la intuición que otras. Sin embargo, ya que la intuición parece estar tan relacionada con la adquisición de conocimientos, hay especialistas que opinan que el sentido intuitivo innato se puede potenciar si prestamos más atención al método de aprendizaje.

Por ejemplo, cuando lea, no se limite a absorber una gran cantidad de datos. Plantéese preguntas. Aclare aquello que no entienda. Resuma las ideas principales y procure anticiparse a las conclusiones. En lugar de intentar captar mil detalles, busque conceptos amplios, la estructura interna, los principios subyacentes. Como dijo Robert Glaser, catedrático de Psicología, “la capacidad de captar conceptos significativos amplios” está en la raíz misma de la intuición.

Ahora bien, no toda intuición es válida. ¿Y si estuviese basada en conocimientos deficientes? Esa sospecha debería inducirnos a sopesar con cuidado la exactitud de lo que aprendemos.  

Otro inconveniente de las intuiciones radica en que nuestros sentimientos pueden distorsionarlas. Por eso es peligroso basar decisiones importantes u opiniones sobre otras personas solo en la intuición. Según la psicóloga Evelyn Vaughan, “cuando una persona compromete sus sentimientos en algo, puede que su intuición sea menos fiable, a menos que pueda disociarlos”. Sentimientos tan fuertes como la ira, el temor, la envidia y el odio —que no son intuiciones⁠— pueden influir en nuestras intuiciones y hasta contaminarlas. Tomemos por ejemplo el caso de dos personas que se han tenido animadversión por mucho tiempo. Cuando surge un nuevo malentendido, cada una sabe por intuición que el otro ha tenido malos motivos.  

Otro sentimiento, el orgullo, puede hacer que se atribuya demasiada importancia a las intuiciones, como si estas tuvieran un valor especial comparadas con el juicio y las opiniones de otros. Puede ser que tomemos decisiones rápidas sin consultar a los implicados, o que nos empeñemos en mantener una decisión intuitiva a pesar de los sentimientos heridos o del consejo bien sopesado de otros. 

Por último, confiar demasiado en la intuición puede llevar a la pereza mental. No hay atajos para adquirir conocimiento, entendimiento y sabiduría. El único camino es el estudio ordenado. Por lo tanto, en lugar de aferrarse al primer impulso intuitivo, la persona sabia aumenta su caudal de conocimiento, que le servirá de fuente de entendimiento, comprensión y, con frecuencia, también de intuiciones.


Comentarios