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Mitos y realidades de la vacunación contra COVID-19: combatiendo la desinformación

Mitos y realidades de la vacunación contra COVID-19: combatiendo la desinformación

SANTO DOMINGO, RD/ REDACCION DE SALUD.- A pesar de que llevamos más de tres años con el COVID-19, en la actualidad siguen existiendo algunos mitos sobre esta enfermedad, lo cual hace que muchas personas tengan una información errónea, provocando así noticias falsas.

De acuerdo con la Dra. Yamile Sandoval Sánchez, gerente médico de la Unidad de Vacunas de Asofarma, es necesario continuar educando a la población en general para que se informen de fuentes confiables y sobre todo, seguir instando a los gobiernos a que tengan abasto necesario de vacunas para adultos y niños.

“Debemos continuar incentivando a las personas que se informen de fuentes primarias confiables, ya que la desinformación provocada por noticias falsas, solo genera desconfianza en la población, lo que a su vez conlleva a que no se vacunen y de ahí aumente el numero de personas que enferman, especialmente aquellos más vulnerables”, acotó la Dra. Sandoval.

Mitos y realidades más comunes contra las vacunas

Mito: la plataforma de ARNm es insegura y aumenta el riesgo de efectos supuestamente atribuidos a vacunación e inmunización[1]. Realidad: esta tecnología, (que fue diseñada por Moderna) que imita el mecanismo de acción del mRNA que en estado natural hay en el cuerpo, lo que hace es usar una secuencia del virus que contiene instrucciones sobre cómo crear una proteína específica “similar” a la del nuevo virus (en este caso la proteína S del SARS-COV-2), logrando que las células del cuerpo produzcan esas proteínas y las muestren al sistema inmunitario. De esta manera las células inmunes al notar esas proteínas extrañas (proteína S) y reaccionan para generar una respuesta inmune (anticuerpos) que le permite al cuerpo protegerse contra el virus cuando se expone a él[2].

Mito: las vacunas contra el COVID-19 contienen microchips. Realidad: las vacunas contra el COVID-19 no contienen microchips, estas se han desarrollado tomando como base el funcionamiento del mRNA existente en el cuerpo, de manera tal que al ser aplicadas puedan simular sus funciones y generar la misma respuesta para la producción de anticuerpos y así combatir enfermedades[3].

Mito: si me vacuno contraeré el virus. Realidad: las vacunas contra la COVID-19 no hacen que se contraiga COVID-19 ya que no están compuestas de virus vivos o inactivados. Algunas personas, al momento de vacunarse, pueden estar infectados de manera asintomática (el periodo de incubación es de aprox. 15 días) lo que erróneamente los hace asociar vacunación con infección. Es importante recordar que, al igual que otros biológicos, algunas personas pueden tener efectos secundarios locales luego de la aplicación de la vacuna, como fiebre o dolor muscular los cuales generalmente desaparecen a los pocos días[4].

Mito: las vacunas contra el COVID-19 causan variantes. Realidad: las vacunas contra el COVID-19 no crean ni causan variantes, lo que hacen es ayudar a prevenir que aparezcan variantes nuevas ya que entre más personas están vacunadas (inmunidad de rebaño), menos probabilidades tiene el virus de mutar.[5]

Mito: estar cerca de una persona que se vacunó afectará mi ciclo menstrual. Realidad: su ciclo menstrual no puede verse afectado por estar cerca de una persona que recibió la vacuna contra el COVID-19, el estrés, los cambios de horarios, problemas de sueño y cambios en la dieta o en el nivel de ejercicio, si pueden hacerlo[6].

“La pandemia demostró la importancia de la acción colectiva y concertada para garantizar que las vacunas lleguen a todos. La vacunación hoy por hoy sigue siendo la estrategia disponible más segura y eficaz para prevenir la infección, las complicaciones y hospitalización por la infección por SARS-CoV-2, entre niños, niñas, adolescentes y adultos”, finalizó la Dra. Sandoval.

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