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Estrés y Sociedad

Ya sea que exista o no un complot mundial para destruirnos, el evitar el pánico y dar lo mejor de nosotros mismos en cualquier circunstancia seguiría siendo nuestra mejor opción. Es simple, si logramos reducir el nivel de estrés del planeta, tendríamos una humanidad más sana y feliz.

Estuvimos presentando las repercusiones nocivas del estrés a nivel individual, pero es interesante analizar su efecto a nivel social, ya que cualquier cosa que afecte a un individuo afecta de alguna manera a todo el colectivo humano.

Vivimos orgullosamente estresados. Se admira la imagen de quien debido a sus ocupaciones no tiene prácticamente tiempo para vivir. Tal vez puede adquirir: un yate, un auto de lujo, una bella familia, una piscina en su patio, etc., pero no tiene la oportunidad de disfrutarlo.

Se están presentando infartos e hipertensiones en edades muy tempranas, lo que probablemente se debe a la alta competitividad a que se induce a los jóvenes. A algunos padres les angustia que su hijo no sea el “mejor”.

La presión en los medios se encarga de lograr que te avergüences por no tener o “ser” más, lo que produce la llamada “sociedad del cansancio” (Byung Chul Han). Nuestras expectativas a nivel laboral tienden a ser excesivas y evidentemente una tensión constante sin reposo o períodos de relajación, afecta nuestros estilos y calidad de vida.

Si bien el exceso de trabajo es una de las principales causas de estrés, realmente el desempleo y el temor a ser despedido son de los factores que provocan mayores niveles de estrés.

El estrés excesivo puede mantenernos fatigados, nos impide apreciar correctamente la vida, afecta nuestro compartir familiar, limita nuestras relaciones sociales, puede debilitar y enfermar a las personas, incrementa la tasa de accidentes tanto de tránsito e industriales como caseros. En realidad, muchos de los problemas sociales que nos afectan, si los analizamos comprobaremos que están estrechamente vinculados al estrés.

Una población sometida a altos niveles de estrés tendría menos posibilidades de una vida feliz, pudiendo presentarse conductas antisociales.

Los niños en la escuela son sometidos a evaluaciones con el loable motivo de mejorar sus rendimientos, lo que suena bien, pero lamentablemente no siempre los maestros o los padres hacen uso de esos datos de forma adecuada y en vez de edificar a los niños podrían destruirlos. Algo similar puede suceder en el ámbito laboral.

Nuestros niños y adolescentes son muy sensibles a lo que se diga de ellos (pues están aprendiendo a conocerse a sí mismos) y muestran carencias afectivas por venir de hogares estresados, haciendo que busquen ese afecto en una sociedad en la que quien se lo ofrece, podría simplemente querer abusar de ellos.

Los anuncios comerciales se encargan de convencerte de que algo que te falta es indispensable para tu bienestar, lo que podría forzarte a trabajar más de lo conveniente para poder adquirirlo. El vendedor más hábil no es el que te proporciona lo que necesitas, sino el que te hace creer que tienes necesidades que no existen, para que gastes un dinero que a veces ni tienes.

Quienes ocupan un primer lugar suelen estar sometidos a estrés por el compromiso de mantener su posición y suelen ver a los otros como posibles amenazas.

Una manada de búfalos es mucho más poderosa que una de leones, sin embargo, al asustar a los búfalos, los leones logran que éstos se separen y todos unidos pueden matar a un búfalo solitario. Es más fácil abusar de un pueblo estresado, porque el miedo, la desesperanza y el agotamiento, lo hace más pasivo. A menudo el pánico es más dañino que lo que lo desencadenó. Todavía la gente sigue muriendo por el 9-11.

Se nos presenta comúnmente la imagen de la pareja perfecta que llegará a nuestras vidas a hacernos totalmente feliz, mientras que en la realidad prevalece la decepción al no encontrar a nadie perfecto, incluso en personas “felizmente casadas”. Esto puede producir una fuerte tensión psicológica.

Pero no debemos olvidar que el impacto de los estresores sociales dependerá en gran medida de la capacidad de enfrentamiento de problemas o de la resiliencia del individuo. En las condiciones en que alguien triunfa otro puede fracasar. Es de vital importancia el conocerse y comprender las cargas que se puedan llevar, sobre este particular la opinión de alguien de tu confianza puede ser de mucha ayuda. Una persona inteligente no es la que no necesita consejos, si no la que sabe a quien pedirlos.

El estrés puede hacernos susceptibles, agresivos, imprudentes, irracionales, inhumanos, lo que puede llevarnos a realizar actos no convenientes sin importarnos las consecuencias. Pensemos si se tratara de alguien con poder, como el gobernante de una gran nación, un dictador o alguien que maneje armas nucleares. Para evitar errores, se ha establecido que los mandatos sean decisiones colegiadas, pero los responsables de ratificar o rechazar un decreto, a menudo simplemente son un reflejo del líder y sometidos a sus mismas presiones o influencias.

Ya sea que exista o no un complot mundial para destruirnos, el evitar el pánico y dar lo mejor de nosotros mismos en cualquier circunstancia seguiría siendo nuestra mejor opción.

Es simple, si logramos reducir el nivel de estrés del planeta, tendríamos una humanidad más sana y feliz. En caso contrario, perderemos la humanidad

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