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Midorexia: cómo afecta a la salud la obsesión por la eterna juventud

Midorexia: cómo afecta a la salud la obsesión por la eterna juventud

NUEVA YORK,EE.UU./ AGENCIA EFE.- La pandemia se llevó la vida de incontables personas en el mundo y, casi a la fuerza, se despertó una especie de conciencia social sobre el protagonismo que debemos ofrecerle al cuidado de la salud en el día a día para poder gozar de una buena calidad de vida.

Sin embargo, en muchos casos esto se tradujo en profundas preocupaciones y en obsesiones por mantenerse eternamente jóvenes, sin reparar tanto en acciones saludables sino todo lo contrario, llegando a afectar la salud psíquica y mental.

La midorexia puede ser comprendida desde múltiples y opuestas perspectivas. En general, se atribuye el término a la falta de aceptación de la edad y una especie de obsesión por verse eternamente jóvenes, encadenado con conductas extremas que pueden ser perjudiciales para la salud integral.

“Es un término que puede verse desde tres ángulos diferentes a la hora de querer conceptualizar: un miedo a envejecer; una obsesión con lo estético; y/o una personalidad inmadura y extrovertida. Si bien se puede tratar de una combinación de estos tres elementos, la pregunta que debemos hacernos es si se trata de algo normal o patológico”, introdujo a Infobae el psiquiatra José Domínguez, especialista en Trastornos de Personalidad, Vocal de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA) por la región Litoral.

“Para determinar esto, los manuales de psiquiatría marcan el límite en el punto en donde comienza a verse afectada la calidad de vida, o bien, donde empieza a verse un condicionamiento en la vida de la persona, o un deterioro por ejemplo en su vida social, familiar, laboral, académica, o incluso en su salud”, detalló Domínguez, quien también se desempaña como miembro del comité científico de la Sociedad Argentina de Trastornos de Personalidad y director médico de Clínica Vitasur en Santa Fe.

Igualmente, expresó que más allá de esta diferenciación entre algo normal y patológico, no es posible diagnosticar esto como tal “ya que el término no está definido como trastorno por ningún organismo oficial relacionado con la salud, y mucho menos por los manuales de salud mental”.

En esta línea, el doctor en Psicología y Profesor Titular de Psicología de la Tercera Edad y Vejez en la UBA, Ricardo Iacub expresó a Infobae: “El riesgo de patologizar este tema es que se vuelva una etiqueta rígida e innecesaria sobre un sujeto en un momento que en realidad es de redefiniciones sociales muy fuertes En esta etapa, una posmodernidad donde las edades se volvieron borrosas y no definen las conductas ni las formas de vida como en otros momentos, puede ser difícil encontrar cuál es la medida o el rango de posibilidades reales que cada uno tiene porque todo se vuelve muchísimo más libre”.

Domínguez remarcó que puede tener una variante negativa y una positiva en cuanto a formas de manifestarse: “Se puede ver una variante positiva donde la persona se ve en pleno estado de satisfacción con su edad, con mejor autoestima que cuando era joven, y lleva un estilo de vida saludable para conservarse; por el contrario una variante negativa podría verse como un trastorno de conducta que lleva a personas adultas a la obsesión de mantenerse jóvenes, estar siempre atractivas, tener buena apariencia de forma exagerada”.

Esta terminología, explicó Domínguez, “surgió en Inglaterra hace unos años a partir de que algunos famosos de más de 50 años se sometieron a cirugías de rejuvenecimiento que le causaron más perjuicios que beneficios”.

¿Por qué surgen estas obsesiones?

Cuando hablamos de un trastorno de personalidad, generalmente hay factores innatos ya que la genética juega un rol importante, y otros adquiridos, por presión social en las distintas etapas de la vida.

Estos factores pueden llevar a que una persona tenga estas conductas que, como dijimos, pueden en un punto transformarse en patológicas y dañinas para uno mismo.

En este caso, se trataría de un trastorno histriónico en el cual el individuo quiere ser permanentemente el centro de atención y usa su apariencia física para atraer la atención de los demás entre otros síntomas



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